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Busca a los receptores de los órganos de su hermano fallecido en Alta Italia


Ella es Jorgelina, su hermano Néstor Fabián Junco falleció tras una trágica decisión el 27 de septiembre de este año. Ahora ella  escribió una carta para encontrar a los receptores de los órganos de su hermano.

Te mostramos la conmovedora carta que busca viralizar Jorgelina  para hallar a quienes recibieron  corneas, riñones y válvulas cardiacas de su hermano.

Carta de Jorgelina Junco

Esta carta la escribo con lágrimas, lágrimas que aún derramo por tu ausencia. No es fácil para nosotros, éramos cinco, si, éramos cinco. Siempre juntos.

Ahora que partió, solo quedamos cuatro, mamá, papá, y tus dos hermanas. Como su hermana mayor, me cuesta, porque se que si decaigo, ellos también lo harán. No es facil convivir con esto, una ausencia infinita e interminable, que nos lleva a tener que convivir con dolor día a día.

Nunca me engañé, desde que llegó al hospital, sabía que no quedaban esperanzas. La intuición me lo decía, aunque hubiese preferido no escucharlo. A la mañana siguiente los médicos nos llamaron para darnos información, y asi sucesivamente por dos interminables días, y en tu último día en terapia fuimos los cuatro, como siempre, y allí nos golpeó la triste, esperada y rechazada noticia, mi hermano tenía muerte cerebral, nada había para hacer.

Luego, nos hablaron de la posibilidad de donar sus órganos, dada su edad, y la fortaleza de esos órganos que aún seguían viviendo, cabía la posibilidad, ¿y por qué no? siempre le dijo a mamá, que el día que ella partiera, no iba a dejar que donara sus órganos, asi ella fuese donante. La típica frase suya “Nadie va a tocar a mi mamita”… pero nunca había hablado de los suyos, si quería o no, cuáles eran sus intenciones.

Sé que en su licencia de conducir, el tilde decía NO, sin embargo, bastó mirar las caras, de los que allí estábamos, mamá, papá, y Dari, y ver las expresiones de sus ojos, con infinito dolor, queriendo respetar su decisión, pero con alguna incertidumbre.

Luego, los carteles y mensajes puestos en los pasillos, nos hablaron de la falta de órganos. Dariana, la más dura, decía, “A mi hermano nadie le va a sacar nada”; mamá, se lo ofreció a Dios; papá, no quería que esos valientes y fuertes órganos murieran con él, y yo por mi parte, pensé lo mismo.

Fue larga la charla, miradas que expresaban aprobación, miradas que expresaban negación. Lo habíamos perdido, a sus 26 años, y nos resultaba imposible aceptar que la vida se le hubiese ido tan rápido, pero, porque negarnos la satisfacción de saber que otros vivirían con lo que él podía darles.

Aunque nunca hablamos al respecto, pues no pensaba en su muerte tan jóven, nos consta que, de haberlo podido decir, finalmente hubiese puesto un SI en sus labios, o en un parpadear de ojos, o en un apretón de mano. Esa seguridad nos ayudó a tomar la decisión.

Por eso, sí sos receptor, de lo que fue parte suya, buscanos… sólo sabemos, que con su pérdida, con su partida, cuatro personas pudieron salvarse, o al menos, mejoraron su calidad de vida. Queremos conocerlos, sé que una parte suya, vive en ustedes.

La emotiva carta lleva la firma de Jorgelina, Dariana y sus padres, que en medio del dolor  sólo desean conocer aquellas personas, en quienes de alguna forma continúa viviendo Néstor Fabián Junco.




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