El Gobierno Nacional decidió avanzar sobre la compra de pistolas Taser, que son armas no letales, y busca de ese modo endurecer su política de seguridad, a pesar de las polémicas que enfrentó el año pasado.
La Taser es un arma que inmoviliza de forma instantánea a quien recibe la descarga, durante cinco segundos. Genera múltiples contracciones musculares por segundo en la persona y la descarga tiene un alcance de hasta 8 metros.
Cada una tiene un costo aproximado de 3.000 dólares. Solamente las portarán, en principio, uniformados federales, que no usarán a la par armas de fuego. Tendrán como destino aeropuertos y estaciones de trenes.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo hoy que la utilización de las pistolas Taser para efectivos de las fuerzas federales es una “decisión tomada” y explicó que ese tipo de armas pueden brindar una “respuesta adecuada frente a ciertas aglomeraciones” de gente.
“Es una decisión que está tomada. Ya estamos analizando la posibilidad de una licitación. Queremos trabajar en lugares donde se precisa un arma de carácter intermedio, ya que el uso del arma en ciertos lugares es más complejo”, explicó Bullrich en diálogo con radio La Red.
La ministra añadió que -en un principio- se utilizarán en los vagones de trenes, donde, “con mucha gente parada, el policía no tiene la posibilidad de usar un arma común”.
“En el caso de los aeropuertos, no es para afuera, pero sí adentro, donde la policía recorre y está en medio de un montón de gente donde se pueden producir situaciones de cierta violencia y necesita actuar, y el arma común es compleja para lugares de este tipo”, indicó.